Los belenes de Cracovia, Patrimonio no material de la UNESCO
Los Belenes de Cracovia, Patrimonio no material de la UNESCO
La tradición de los belenes se remonta a San Francisco, quien en la Edad Media durante la época de la Navidad representaba el nacimiento de Jesús a través de escenarios naturales con animales vivos. Con el tiempo, estas escenificaciones se extendieron por Europa en forma de pequeños teatros o escenarios que representaban la magia navideña en cada hogar. Esta „moda” se extendió rápidamente por todo el continente gracias a las nuevas tecnologías: los belenes se montaban en forma de pequeños teatros transportables o portátiles para llegar con ellos a más público, permitiendo colocarlos en diferentes rincones.
En Polonia, más específicamente en Cracovia, por aquellos tiempos la capital del país, se continuó el mismo patrón durante siglos. Es a mediados del s. XIX cuando los belenes de Cracovia empiezan a adquirir su filosofía y aspecto actual. Los protagonistas y artífices de estos belenes fueron los albañiles de la ciudad, que en los meses de invierno, libres de trabajar en las obras, se dedicaban a recrear en miniatura las torres góticas, iglesias barrocas y palacios renacentistas que conocían de memoria. La arquitectura de Cracovia y las tradiciones populares de los pueblos de alrededor son, por lo tanto, las indiscutibles protagonistas de los belenes cracovianos. Los habitantes de la ciudad recibieron esta iniciativa con mucho entusiasmo, presente hasta hoy gracias al cruce entre la arquitectura local y las leyendas populares de la región.

Tal fue la acogida que cada primer jueves de diciembre se celebra el Concurso de Belenes de Cracovia, donde decenas de artesanos presentan sus obras en la Plaza del Mercado. Los belenes premiados se exponen después en distintos puntos del casco antiguo y el Museo Histórico de la Ciudad, en el Palacio Krzysztofory , hasta finales del carnaval, para que la población local y los turistas puedan contemplar y apreciar con sus propios ojos las coloridas creaciones y el resultado de mentes creativas encargadas de construirlos. En cada una de estas ediciones llegan a participar hasta 150 proyectos de belenes, demostrando el interés por una tradición tan arraigada.

El 28 de noviembre de 2018, esta tradición fue reconocida oficialmente por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, un homenaje a nivel mundial a un arte que aún se mantiene vivo en la ciudad de Cracovia. Estos belenes, ya sea por su forma, manera de montaje y la tradición, ofrecen un atractivo turístico durante el invierno, entre luces, villancicos y el espíritu navideño que se respira en la ciudad por estas fechas.
¿Qué sucede ese primer jueves de diciembre?
Los participantes del concurso de belenes de Cracovia se congregan desde la mañana a los pies del monumento de Adam Mickiewicz. Tras la interpretación del hejnał (una melodía de trompeta tradicional) al mediodía, el cortejo de belenes recorre la ciudad, pasando por la Plaza del Mercado (Rynek Główny) antes de ser trasladado al Palacio Krzysztofory, donde se ubica el museo y entidad organizadora del evento.
El domingo posterior al concurso, el director del museo anuncia los resultados y se inaugura la exposición de los belenes premiados y destacados, que suelen permanecer abiertos hasta final de febrero y principio de marzo. Esta exhibición ofrece a los interesados una oportunidad única de apreciar la diversidad artística de estilos, la minuciosidad de los detalles y la creatividad que caracteriza a esta tradición centenaria. Además, el evento contribuye activamente a promover el patrimonio cultural de Cracovia, reforzando la identidad local vinculada a esta emblemática práctica navideña, la cual se lleva celebrando desde 1937. Gracias a la creación del concurso ese año, la tradición se revitalizó, manteniendo viva la tradición y permitiendo transmitir de generación a generación este legado.